Te entregaré tierra mi cuerpo, mis piernas recorridas, mis pies cansados de tanto andar, mis brazos querendones, mi boca repleta de sonrisas, te entregaré mis ojos que miraron con amor y que lloraron de pena y satisfacción; te entregaré mis pechos que acunaron a mis hijas, mi espalda que llevó el peso de mis angustiados silencios, te entregaré mis cabellos que el sol pulió con los tiempos, mis manos nunca desiertas y mi serena vejez. Tú que todo lo pides y no devuelves nada, satisfago tu cobro, sin embargo mi alma no será nunca tu logro porque con alas de alondra volará sobre tí, arriba, muy arriba de tu angustiado lamento, mi alma toda ella la que lleva tatuado los nombres de los que sepultaron mi cuerpo y me amaron por dentro.
Tierra que me viste nacer, no pidas más mi cuerpo tendido mustio y dormido esperando no ser.....
Nunca olvidaré los momentos duros de mi vida, cuando pensaba que el mundo acabaría ahí, que más allá de las aflicciones no habría nada, tuve momentos de mucha oscuridad, de inagotables soledades, de tener que fortalecerme sola sin apoyo de nadie; cuando recuerdo esos parajes que ahora los veo tan lejanos y que fueron mis enemigos, cuando la debilidad de repente me golpea el alma, pienso, “fuiste capaz de salirte sola, de empeñarte en volver a sonreír, de romper los mitos y de ir cerrando puertas e insultos pegoteados en tu rostro, fuiste capaz de perdonar y ser perdonada”, rememoro momentos heroicos porque los necesito para sustentarme todos los días, me agarro de las pasadas hazañas y con el rostro alto camino sin remordimiento alguno; de vez en cuando alguna lagrimita asoma al ver pasar mi imagen por las viejas fotos familiares, me digo “¿y esa fui yo?”, me río, me seco los ojos y me lleno de orgullo al ver este rostro ya maduro pero con la mirada limpia y el alma llenita de amor...... soy un Ser Humano más al fin de cuentas y digna, que valioso tesoro logré, lo demás puede esperar.
Shhhhhhhhhhhhhh, no, no digas nada por favor, ¿si es inevitable? ¡anda coge mi alma y llévatela!, no hagas ruido en el bandejón de mi última sonrisa para que no cambie a mueca, tú ya sabes muerte que como duermes quedas; si algún motivo tuvieras para dañarme más, no puedo abandonarme en huesos, es el esqueleto lo que sustenta el cuerpo omnipotente del cuál un día fue sujeto. Shhhhhhhhh, anda ve, sin ruidos para nadie, que allá donde el horizonte se pierde por completo dejé mi amor colgado para que mi amado al momento de partir, no vaya solo, sino prendado del cosquilleo de mi boca.