Esta es una serie de artículos de humor negro que un buen amigo mío me envía para que arranque los lunes pura vida... y le pedí permiso para compartirlo con tod@s los que quieran leerme y para los machos que se respetan pero que de cuando en cuando.. les brinca la hembra que llevan dentro.
1.- CRIMEN DE LESA MASCULINIDAD
Franco Benavides Flores
De repente, una mañana escuché como nunca antes, el trinar de los yigüirros. Pero eso no fue todo. Al salir al jardín un movimiento involuntario puso ante mis ojos una luna excesivamente blanca, redonda y brillante. Luego fueron las vocecitas de unos niños las que asaltaron mi atención. ¿Qué me estaba sucediendo?
De camino a la oficina miré el azul de la montañas más azul que nunca y una inédita sensación que un rayo de luz suscitó en mi piel, fue la gota que desbordó la copa de mis sospechas. ¿Qué es esta extraña sensibilidad que me embarga? (¡Hasta la forma tan delicada de decirlo suena sospechosa! ¡Verdad!)
En una rápida e improvisada sesión de psicoterapia, mi consejero etílico (el cantinero, en términos vulgares) me diagnosticó un quebrantamiento, serio pero reversible, del callo masculinoso que reviste el corazón de los hombres comunes y normales (el espécimen macho dominantus).
Ahora estoy en terapia masculinizante y, como parte de ella, he escrito el siguiente soneto:
Macho (2)(*)
Que nadie sepa, María,
que aguas se me hacen los ojos
y aún las narices mocos,
cuando por las noches leo poesía.
Que nadie sepa, te conjuro,
que al mirar las estrellas suspiro
y que me conmueve del pájaro el trino,
que nadie lo sepa, ninguno.
Que nadie sepa, te lo suplico,
que en la casa cocino y lavo,
que para la cama no siempre estoy listo,
que te soy fiel de cabo a rabo.
Que nadie lo sepa, insisto:
en juego está mi reputación de macho.
¡Qué duro es ser macho dominante! ¡San Freud, ayudame a quitarme un poco de está dolorosa masculinidad!
(*) El soneto Macho (1) está un poco pasado de tono y por tanto no es publicable por este medio.
