miércoles, 10 de marzo de 2010
Rompió las reglas establecidas... Fué ella!
Ella no tenía mucha oportunidad. Cuando Julio le pidió que se acostaran, ella se vio obligada a aceptar. Más tarde, fue Rubén el que la acosó y ella nada pudo hacer para evitarlo. La mujer, ardiente en apariencia, sucumbía ante la insistencia de los hombres. Veinte fueron los que se movieron en torno suyo en pos de sus frutos generosos.
Pero, una noche, dijo basta. Y se negó a entregarse cuando Julio la requirió, dejó con un palmo de narices a Rubén y a Víctor y a Miguel y a todos los hombres que acudieron a solicitar sus favores.
Y encaramándose en aquella balsa que había encontrado oculta, se hizo a la mar, mucho antes que los hombres se percataran que la única mujer de aquella isla paradisíaca se internaba en las tibias pero peligrosas aguas de dicho océano.
Nadie podría aventurar sobre el destino de aquella mujer. Sólo podemos decir que los hombres aquellos enloquecieron y se fueron matando unos a otros. Y cuando apareció por fin un buque carguero, aquella era nuevamente una isla solitaria, única y exclusivamente porque Eliza rompió las reglas establecidas por esos mismos hombres…
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