sábado, 20 de septiembre de 2008

...pero ya no más...

te voy a poner las palabras desnudas...porque es así como me dejaste el espíritu... porque es así, como me encuentro con vos, desvestida de la parafernalia superficial, de la apariencia y las partículas de otras cosas que no son yo... te quise de verdad... no sé decirlo de otra manera... y como sabés soy una mujer de versos... y no tengo ninguno para esto, todos serían diminutos, como las palabras y todas las cosas lo fueron a tu lado... ya sabes... soy rarísima, tan extraña como una escena de Lain, tan cómica como un cobrador del frac de payaso, tan absurda y desvanecida como la Obra de Dios, tan rota y desgastada como mi cafetera, y tan sola... pero todo esto no es nada, porque con vos la reinvención existío, la terminología fluyó, la estructura se enlazó y continuó, la inocencia perdida se recobró, y todas las P-I-M-E-R-A-S V-E-C-E-S se recrearon bajo tu influjo...y soy consciente, de que fuiste sencillamente único... consciente en la plenitu de mi ser, de que nunca estuve tan despierta, ni con los ojos tan abiertos, como para escribir algo tan sincero, algo que me saliese tan así, tan de aquella manera, sin pensarlo.. algo que solo fuese... para decir te quise tan escuetamente... y que me sonara de verdad... necesitaba oir... oir lo que gritan mis entrañas... que te quise... pero ya no más.

Despedida

¿Cómo vadear el verbo de la despedida? ¿Cómo cerrar una puerta sin que ningún corazón quede astillado? ¿Cómo susurrar un adiós y evitar que las lágrimas delaten las tribulaciones de nuestro ser? No debieran existir los aeropuertos ni las estaciones. No debiera existir la palabra lejanía.

¿Cómo mirar a los ojos a quien nunca más veremos? ¿Cómo tragarnos las semillas que luego crecerán en nuestra alma, cual enorme páramo de dolor? ¿Cómo pronunciar la palabra que nos conducirá al cadalso o al destierro? ¿Cómo decir adiós y gritar de contento? ¿Quién se va y quien se queda, en una dolorosa despedida? No hay color que iguale al color del abandono.

¿Cómo acallar las trompetas que suenan a despedida? ¿Cómo deshacer las notas que se engullen nuestros recuerdos? ¿Cómo afinar los violines para que no traicionen nuestros sueños? La canción más alegre suena a marcha fúnebre cuando el ser amado se aleja.

¿Cómo abrir las ventanas y esperar que la brisa nos llene de contento, si en esa misma brisa aún se mecen las palabras de su adiós pronunciado, un adiós que acomete en las sombras y el silencio? Una despedida destroza sueños y esperanzas, aniquila y desaloja de su centro el alma y el corazón del desdichado. Un adiós se pronuncia lento y se queda repicando en los espacios, como veneno que deja mal herido y que mata lentamente…