miércoles, 10 de diciembre de 2008

A mis testigos...

Yo seré por siempre Yo, la de los pies descalzos después de la ardua jornada. Cuando las ojeras se ensanchan pintadas por el cansancio.

La de la risa fácil y la lágrima siempre bordeando las pestañas como un suicida de cristal que oscila en el abismo.

La que separa en segundos la felicidad del dolor, la de los agridulces altibajos.

Como soy hoy, lo seré también mañana, estrechándote con mi abrazo aunque sea a la distancia.

Yo estaré siempre aquí, Mujer/alma/ave, pletórica de vida, aunque un día me eleve
en el espacio, al impulso de alas prestadas.

Aquí dejaré como testigos a los que tanto amé a los que poco/tanto me amaron
a aquellos que por la vida, mi camino acompañaron.

Mujer de lo simple/amiga de magos/buceadora de sueños/testadura/incomprensible/incurable trastornada... seré siempre la misma, la de la risa y la lágrima.

Prometo que cuando camine hacia el aura, dejaré mi humilde legado en una imaginaria caja, conteniendo sólo un puñado de soñadoras palabras, para que sean dispersas por los valles y quebradas, y por los montes y los cerros.