jueves, 14 de agosto de 2008

Día de terapia.

Ana es mi psicóloga. He estado en terapia con ella desde hace 3 meses. Cuando voy a terapia, trato de sentarme y mantener mis manos quietas dentro de mi campo visual. Trato de no moverlas aunque me pique mucho la nariz. Aunque se me resequen los labios y me molesten mucho los pellejitos. En terapia, tocarse la cara es interpretado como un signo seguro de demencia. La última persona en el multiuniverso que deseé que piense que estoy demente es mi psicóloga. Entonces opto por esconderle todo tipo de cosas.

No le menciono, por ejemplo, mi aversión por los ombligos. No me permito contarle acerca de mis nuevos productos para el pelo, ni sobre la seguridad que me dan muchos objetos. Ni tampoco sobre los duendes en los alrededores de mi casa que son los culpables de la misteriosa y continua desaparición de las llaves. También se me olvida hablar de mi amnesia selectiva, o de esos episodios raros en los que siento que mis manos están separadas y distantes del resto de mi cuerpo... casi como si fueran de cemento. O de mi neurosis intermitente que me hace evitarle la mirada a la gente. O incluso la forma en la que internet se ha convertido en un nuevo cordón umbilical por el cual me chupo la vida a una distancia prudencial.

Así que técnicamente nada se resuelve. Y sin embargo la terapia es acerca de mi salvación. Salvación de pastillitas para la felicidad. Salvación de psiquiatras tragapastillas. Salvación de una pulsera de plástico con mi apellido inscrito. Estoy salvada!!!.

Porque si fingo lo suficientemente bien, ella no va a dudar de mi. Si un psicoanalista piensa que estás cuerdo, entonces lo estás, es un mecanismo de primer orden. Y la terapia se reduce a un sistema de doble vía: fingo mi cordura, ella finge mi progreso y todos respiramos aliviados porque los problemas están siendo tratados.

Todos cooperamos.

Progresos falsos, progresos verdaderos... No hay ninguna diferencia. Ni una sola.

Y de alguna forma, la terapia es todo lo que queda.

Esta es mi última sesión de terapia:

Vit: No me he sentido bien últimamente
Ana: ¿Por qué?
Vit: No lo sé, a veces pasa
Ana: ¿Por qué te sientes mal? ¿Es por …?
Vit: No es por él. Ya casi me dejó
Ana: ¿Por qué crees que te dejará?
Vit: No sé, quizás se esté aburriendo, encontró pasajes baratos y quiere vivir la vida King Size.

En este punto, Ana cruza su pie, el derecho sobre el izquierdo. Una señal clara de disgusto.

Ana: ¿Por qué creés que te va a dejar?

Yo me rasco la nariz y luego un ojo. Toda la cara me pica.

Vit: Me dijo que yo era absorbente.
Ana: ¿Cómo es eso?

Algo en el consultorio definitivamente me da alergia porque siento como si miles de hormigas me estuvieran trepando por dentro de la nariz.

Ana: ¿Por qué crees que dijo eso?

Vit: Puñis, ¿Yo qué sé? ¿Porque nunca soy suficiente? ¿Porque no supe quererlo lo suficientemente bien? ¿Porque resulto ser una versión desteñida de lo que aparento ser? En serio, ¿Qué quieres escuchar?

Yo sé que esa no es la respuesta que Ana busca, pero a veces no me siento con ánimos de cooperar. Entonces Ana se queda silente. Se voltea. Le gusta mucho el cuadro de la pared del otro lado del consultorio porque se queda viéndolo fijamente por varios minutos, dándome un poco la espalda…

Y como enmudece… le digo: soy un imán para los desajustados. Siempre termino enamorándome de suicidas, alcohólicos, desempleados, hijos de puta. En mi lista de ex-novios hay un mayor número de neurosis y desórdenes de personalidad que de ex novios. Mi amigo Marco dice que yo no estoy diseñada para estar sola. Yo digo que no estoy diseñada para tener relaciones funcionales.

Un par de veces se han enamorado de mi, personas normales, buenas personas. Ellos siempre lo miran a una con esos ojos llenos de futuro y de posibilidades. Uno promete muchas cosas y al final, siempre he visto las promesas como mentiras.

Y ella, se anima y me cuenta que ella también y peor, porque la terminaron, y rompe a llorar.

1 comentario:

Palas dijo...

jejeje... que interesante... eso de no tocarse la nariz, la cara o simplemente mover las manos... woooow... como le haces!!! jajaja yo creo que no aguantaría demasiado y si hay días que uno quiere cooperar y otros no...

Pero bueno, saludossss!!!! = D